

Callejuelas que conservan en parte el empedrado tan caracteristico (y otras que han sido rehabilitadas con peor fortuna), vestigios escondidos del antiguo recinto amurallado medieval y de sus calles primigenias. Arcos, puertas y ventanas que nos hablan de otros tiempos, que esconden otros tesoros celosamente guardados a la vista de extraños. Vestigios arqueologicos de una urbe que desde su atalaya infinita desafia orgullosa el paso del tiempo.
Aunque la declaración de la UNESCO incluye otros elementos que en mayor o menor medida tienen relación con el centro histórico de Ibiza, (como la necrópolis púnica del Puig des Molins, el asentamiento fenicio de Sa Caleta (de donde a día de hoy se cree que son originarios los primeros pobladores del asentamiento original de la ciudad), así como las praderas de Posidonia Oceánica que se extienden entre Ibiza y Formentera); no es menos cierto que el "motor" y motivo principal de la misma siempre fue Dalt Vila y su recinto amurallado. También es cierto que aunque no forman parte formal de la declaración, el resto de las zonas que conforman el centro histórico de la ciudad de Ibiza (los barrios de La Marina y Sa Penya) también gozan de cierta protección adicional.
La arquitectura de Ibiza es una fusión de estilos influenciados por las diferentes culturas que han dejado su huella en la isla. Desde la antigua ciudad fortificada de Dalt Vila, con sus calles empedradas y murallas medievales, hasta las casas blancas tradicionales en los pueblos rurales, Ibiza cuenta con un rico patrimonio arquitectónico. La declaración de Patrimonio de la Humanidad destaca la importancia de preservar y proteger estos tesoros arquitectónicos para las generaciones futuras.